«Un hombre no está bien, hasta que sea feliz, sano, y próspero; y la felicidad, la salud, y la prosperidad son el resultado de un ajuste armonioso del interior con el exterior del hombre» - James Allen.
¿En qué piensas cuando lees la palabra «higiene»?
Una de las respuestas más comunes es: «Limpieza y aseo personal». Sin embargo, partiendo de la premisa de que somos la suma de nuestros hábitos, esta definición podría tener un enfoque más integral.
«Limpiar» también significa quitar todo lo que entorpece el brillo o el buen funcionamiento de algo; entonces, tener buenos hábitos de higiene personal abarca desde un adecuado lavado de manos, el aseo del cuerpo, el mantenimiento de los espacios que habitamos, hasta todo lo que hacemos para mantener nuestra mente equilibrada. Esto último es lo que se conoce como higiene mental.
Para tener una visión integral del tema, te traemos en esta entrada 5 hábitos de higiene corporal que nunca pasan de moda y 5 hábitos para preservar nuestra higiene mental.
5 Hábitos de higiene personal que no pasan de moda
Desde niños hemos oído hablar en muchísimas ocasiones sobre la importancia de algunos hábitos de aseo personal e higiene.
La razón por la que sigue siendo valiosa su difusión es porque repercuten en la manera en la que nos relacionamos con el resto de las personas. Además que son un reflejo importante de la salud y la visión que tenemos acerca de nosotros mismos.
1. Una ducha siempre será una buena elección
Está comprobado que a través del baño removemos no solo la suciedad, sino también la transpiración y el componente graso propio de la piel, que se acumula tapando los poros y dificultando la liberación de toxinas.
El aseo diario además, trasciende lo psicológico, ya que el baño es el momento ideal para el surgimiento de nuevas ideas; a su vez, este hábito es uno de los principales medios de descarga de tensión, por lo que es especialmente efectivo ante dolores de cabeza y contracturas, facilitando también la relajación y la meditación.
2. Cuida tu aliento, dientes y encías
La higiene bucal es otro de esos hábitos que no caducan, porque ¿a quién le va a gustar entablar una conversación con alguien que tenga mal aliento?
Por otro lado, una mala higiene bucal acarrea otros problemas como enfermedades estomacales e infecciones.
La recomendación es que el cepillado se haga luego de cada comida y como normalmente es muy complicado alcanzar la placa, y otros restos de alimentos que se alojan entre la línea de la encía y los dientes, con el cepillado común, utilizar hilo dental facilitará una limpieza a mayor profundidad.
3. El lavado de manos salva vidas
Lavarse las manos adecuadamente es la primera línea de defensa contra la propagación de muchas enfermedades, desde un resfriado común hasta enfermedades más graves.
Diversos estudios, realizados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), han comprobado que con el lavado de manos regular, se puede reducir casi en un 23% la transmisión de enfermedades respiratorias, como la neumonía.
4. Higiene ocular
El sentido de la vista y el estado de nuestros ojos es muy importante, ya que la mitad de la información que recibimos del entorno nos llega a través de ellos.
Para cuidarlos, debemos tomar conciencia de evitar tocar nuestros ojos con las manos sucias, vigilar la iluminación y la distancia a la que vemos la computadora o la T.V. y aprender a relajar la vista por medio de masajes y técnicas para bajar la tensión.
5. Otros aspectos importantes del cuidado personal
Cortarse las uñas, lavarse el pelo, secar bien los pies, limpiar la cara, oídos y nariz, así como llevar una alimentación saludable, son otros hábitos de higiene personal que no debemos olvidar. No sólo para tener un aspecto limpio y saludable, sino para garantizar que nuestro cuerpo funcione de la mejor manera.
5 Hábitos saludables de higiene mental
Cuidar de la mente es tanto o más importante que cuidar del cuerpo. El bienestar psicológico garantiza que podamos desempeñarnos adecuadamente en todos los niveles.
Por eso, reducir o eliminar de todo lo que nos aleje del equilibrio emocional nos permite estar en armonía internamente y reflejarlo en el exterior. Pero como no es algo que hagamos con mucha frecuencia, puede parecer complicado al principio acostumbrarnos a darle la atención que merece.
1. Potencia la autoconfianza
Cuando sentimos inseguridad, le abrimos la puerta a pensamientos que nos impiden avanzar hacia lo que queremos, porque no nos creemos capaces de lograrlo o porque sentimos que no merecemos algo mejor.
Es necesario reconocer no solo los miedos que podamos tener sino también las posibilidades que nos ofrecen nuestras habilidades y talentos, entender que no hay nada de malo en fallar sino que eso forma parte de un proceso de aprendizaje continuo.
Cultivando la autoconfianza nos vamos librando de ansiedades, valorarnos positivamente y desde el amor propio es clave para sentirnos en confianza y bien.
2. Gestiona tus emociones
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), la depresión es una enfermedad frecuente en todo el mundo y puede convertirse en un problema de salud serio.
Por esto, gestionar nuestras emociones, reconocer, manifestar lo que sentimos y observar cómo reaccionamos ante las situaciones cotidianas es una herramienta útil para tomar decisiones difíciles, y enfrentar etapas de cambio de la mejor manera.
3. Piensa positivo
La infelicidad es la emoción que más debilita el sistema inmunitario de las personas, en cambio la alegría y la risa generan en nuestro organismo hormonas que ayudan a sanar.
Mantener un buen estado de ánimo facilita los procesos creativos, además se contagia entonces no solo es un beneficio individual sino que conlleva al bienestar colectivo.
Es cierto que no siempre nos sentimos alegres y optimistas, sin embargo hay que recordar que nuestra forma de pensar repercute en la visión que tenemos de la vida, y en consecuencia influye en nuestro estado de salud.
4. Dedica tiempo a la introspección
¿Alguna vez has hecho un resumen de las cosas que te ocurren durante el día?
Tomar unos minutos para identificar lo aprendido y lo que nos gustaría cambiar puede ayudarnos a conectar con nuestro sentido de propósito, a mantenernos motivados y a seguir trabajando para construir nuestra mejor versión.
5. Duerme
El cuerpo y la mente requieren descanso para regenerarse. Hay personas que suelen irse a la cama demasiado tarde, sea por obligaciones de trabajo o por malas prácticas que les impiden conciliar el sueño, como por ejemplo, el uso excesivo de dispositivos electrónicos.
Cuando estas acciones se vuelven rutina es común la aparición de enfermedades como el estrés, cambios de humor y depresiones que a largo plazo pueden comprometer la salud.
¡Cuídate!
Como ya hemos venido hablando, cuidar de nosotros mismos no sólo implica hábitos de higiene personal: lavarse las manos con regularidad, el cepillado de dientes luego de cada comida y todas esas rutinas de limpieza, y aseo diario que hemos escuchado desde niños.
Cuidarnos abarca todo lo que hacemos para sentirnos bien y llevar una buena vida.
Hasta la forma en la que empleamos el tiempo influye, si sentimos que no lo aprovechamos, es común ir arrastrando frustraciones y otra ola de sentimientos negativos. Por esto es importante conectar con nuestro propósito de vida, hacer lo mejor que podamos para agregar hábitos saludables a nuestras rutinas, hacer ejercicio y mantenernos motivados.
La buena higiene es el cuidado y aseo «consciente» de nuestro cuerpo y nuestro entorno, entendiendo que como seres humanos somos capaces de percibir lo bueno y lo no tan bueno de nuestras elecciones diarias.
Todos estos pequeños actos (y muchos otros) contribuyen a mantener una vida saludable e impactan positivamente en el mantenimiento de un buen estado de salud.